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sábado, 16 de marzo de 2013

La paja en el ojo ajeno



Hace varios años, me enteré de una asamblea hecha en un colegio donde trabajé, con la única intención de defender a una autoridad y de atacar a un profesor. 

Lamentablemente esta práctica no es nueva ni única. Muchas veces los que solemos tener cierto poder, lo utilizamos para aprovecharnos de él y hacer sentir mal a los demás. 

Lo peor es que a veces, muchos nos plegamos a los poderosos para hacer el famoso "cargamontón". Antes de entrar en situaciones que denigren la dignidad y los sentimientos de las personas, pensemos hasta qué punto nosotros estamos exentos de equivocarnos. 

La mejor ilustración de ello, lo hizo el hombre más importante de la historia cuando impidió que atacaran a una mujer por adúltera. 


Si en algún momento hemos sido víctimas de este tipo de abuso, tomemos en cuenta que nuestra vida es mucho más importante que las "piedras" de los demás.

De Pollitas a Estrellitas


Llegar a la clase de Eli, es realmente una experiencia única.

Al comienzo te sientes desubicada, te preguntas qué haces aquí, con tantas chicas y señoras regias. Luego, haces tus pininos con los aeróbicos. Si no estás preparada, Eli te va ayudando a acondicionarte de a pocos. Cuando sienta que estás lista, que estás coordinada, pasas a ser realmente una pollita (léase una principiante). En este periodo, que puede durar meses o años, empiezas a trabajar solo con las piernas, luego unes los brazos, pero siempre desde el lado derecho. El lado izquierdo se incorpora en la rutina cuando domines el derecho.

De repente, Eli te invita a probarte con las estrellitas, es decir, con las expertas, no importa si no puedes hacer coreografías con las brazos, debes concentrarte en tus movimientos con los pies. Cuando menos lo esperas, tu cuerpo entero se mueve con facilidad, tanto de derecha como de izquierda. En esta etapa, las palomas, los burritos, el mambo, el cha cha cha, son términos que te resultan no solo familiares, sino también atractivos.

Es verdad que las primeras clases puedes terminar adolorida, cansada y algo frustrada, pero cuando menos lo piensas no solo te sientes contenta con los resultados sino también con tu alma, con tu espíritu, por la entrega que da la profesora y por el agradecimiento que sale de ti y de tus esfuerzos. Además, las rutinas siempre son innovadoras, no se repiten e implican nuevos retos.

Sé que muchos pueden pensar que seguir una clase de aeróbicos o de cualquier otra disciplina es algo banal, es una pérdida de tiempo porque somos personas importantes y ocupadas. Yo más bien pienso que por ser personas importantes y ocupadas, nos merecemos un espacio para nosotras y para nuestro cuerpo, para nuestra salud física y emocional.


Espero que muchos y muchas puedan tener un espacio similar en sus vidas.

martes, 12 de marzo de 2013

Versos perdidos

Hace algunos años, antes que parte de mi ser se perdiera por unos meses, mi alma estaba enferma y estando así escribí estos versos. Como no siempre somos seres de luz sino también de sombras, comparto con ustedes mi paso por las tinieblas. Gracias a Dios, ese periodo ya pasó.


Hoy, tengo ganas de ser imperfecta.
Una voz me dice que no me preocupe porque lo soy.
Y yo contesto que lo sé, pero me halagan, me elogian, me admiran como si no lo fuera.

¡Basta! Estoy harta de ser un modelo de virtud.
estoy harta de ser una persona confiable.
Soy una persona que comete errores tantas veces como saluda.

Señor, ayúdame a caerme más seguido, a tropezar, a herir.
Haz que me odien cotidianamente, que maldigan mi nombre.

Es una carga tan pesada ser un diamante con corazón de hiel.
Permíteme ser hiel en los labios del amigo.
Permíteme ser el cuchillo de mis seres queridos.

Señor, tengo ansias de que me enseñes tu espalda,
ya no quiero ser mártir encubierto, 
permíteme más bien ser el traidor.

1999

sábado, 9 de marzo de 2013

Condición de mujer



Aunque con retraso, aprovecho una fecha del calendario comercial para saludar a todas las mujeres maravillosas que conozco y también a las otras que apuntan a serlo (nunca es tarde). 

Reflexionemos sobre los maltratos de los cuales somos víctimas, pero también analicemos hasta qué punto nosotras estamos involucradas en situaciones enfermizas que no nos dejan avanzar, ya sea en lo personal, en lo familiar y en lo laboral. 

Ayer escuché un comentario de Tomás Angulo, y considero al igual que él, que en muchos casos las situaciones de maltrato hacia la mujer tienen relación con heridas no resueltas, con traumas personales en los que la línea entre agresor y víctima es muy tenue. 

No estoy justificando a los agresores, pero cuando la condición de víctima no es ocasional sino constante, es muy probable que las agredidas necesiten ayuda para superar el patrón de violencia que las está marcando.